viernes, 4 de septiembre de 2009

La chica de estadística.

Mi primera semana de clases transcurrió con moderada normalidad. Para variar falte a mi primera clase de estadística por motivos que no puedo explicar, o mejor dicho sí: la flojera y el frío. Pero en ése curso tengo 4 horas a la semana distribuidas en un martes y viernes de 2 horas cada una y decidí ir el día viernes a clase, no vi a alguien a quien yo conociera lo cual me hizo sentir más que bien. La segunda semana asistí a los 2 días de clase y aún no notada nada que me llamase la atención y todo era casi normal, a pesar de la aburrida clase, pero en mi segunda clase de la tercera semana vi a alguien que me llamo mucho la atención, era un chica. Una chica delgada, no muy alta, de piel canela, de ojos marrones, una chica simpática- para mis gustos- y de un caminar sensacional. La observe a penas entre al aula y por unos segundos nuestras miradas se cruzaron, tal vez por casualidad no lo sé, pero eso qué importa ahora. Lo único a lo que atine, luego de verla a los ojos, fue tratar de sentarme a su lado pero mi estúpido temor hizo que eso no sucediera, aunque me pude sentar detrás de ella lo cual me sirvió de algo. Las manos no me sudaban, no mostraba miedo ni nada por el estilo, pero lo que si me preocupaba era no poder decirle algo, me pase casi más de la mitad de la clase pensando en qué le podría decir pero nada se me venía a la cabeza. Mientras la veía copiar y operar con calculadora en mano los problemas del profe me di cuenta que yo también debería de estar haciendo lo mismo en esos momentos y dejar de observarla como un psicópata y casi estupidizado, y decidí sacarla por minutos de mi mente y poner atención a la clase, sin embargo, había algo que no me dejaba copiar nada y ya no era ella sino mis ojos y mi detestable ceguera, pero eso me dio una idea y algo me decía que era la oportunidad que estaba esperando para poder decir algo así que me arme de valor y de pundonor y cogí mi portaminas y golpeé su delicado hombro a lo cual ella respondió favorablemente, aunque no sé si eso suene a algún tipo de conformismo, pero qué importaba eso ya, si lo que más quería era poder llamar su atención y lo había logrado; ella voltio y yo le pregunte, a la vez que señalaba mi hoja de apuntes- que en realidad ahora no la encuentro-, por algo que no podía diferenciar en la pizarra y ella amablemente me respondió pero sin perder un segundo pregunte de nuevo otra cosa a lo cual ella también accedió sin ningún reparo y con bosquejando un leve sonrisa en su rostro, aunque no sé si eso formo parte de mi imaginación.
Luego de unos minutos pensé que no podía terminar todo así y que debía preguntar algo más interesante, pero como me sucedía al principio nada se me venía a la cabeza. Luego de unos minutos me di cuenta que mi clase estaba punto de concluir así que nuevamente me arme de valor e hice sendos golpecitos en sus hermosos hombros para hacer otra pregunta que también tuvo que ver con mi ceguera permanente, pero esta vez mi segunda pregunta tajo consigo unas cuantas carcajadas por parte de ella que hizo iluminar casi todo el salón con esa sonrisa que fue causada , imagino yo, fue por mi cara o por algo que dije, pero no me importaba, había visto esa sonrisa y eso lo perdonaba todo. Aunque a los segundos pude comprender el porqué de esas carcajadas, ella me dijo: yo tampoco veo, seguido de otra sonrisa que volvió a iluminar su hermoso rostro y dejando más que contento. Quede perplejo ante tal magnifica escena y yo solo pude decir: no te preocupes, gracias. Desde ese día no la he vuelto a hablar, solo la miro por la universidad a lo lejos. Ha pasado una semana desde ese día y no he vuelto hablar con ella y hoy fue mi segunda clase de la cuarta semana y aún tengo la esperanza de poder sentarme a su lado e intercambiar más que algunas preguntas tontas con ella y saber por lo menos cuál es su nombre. Siento que puedo conocerla, siento que es una persona simple y muy amable, siento que tiene algo qué decir, siento que me puede ayudar, siento que yo la puedo ayudar, siento que es divertida, siento que podemos ser amigos y hacer más entretenidas mis clases de estadística cada martes y viernes. Ahora todo depende de mí y de cómo ella reaccione algún día cuando tenga el atrevimiento y el valor necesario para acercarme a ella y poder hablarle y conocer de ella. Algo que facilita ese trabajo sin algún impedimento es que yo no tengo amigos es esa clase y ella tampoco, así que creo que podremos juntar soledades, además he podido ver que ella sabe usar bien la calculadora y yo no, por estar viéndola y no escuchar las explicaciones del profe, así que creo que será un motivo más para hablarle y que me enseñe a cómo usarla porque es necesario que lo sepa. Está en mí el poder hacer realidad eso y espero que esta vez no me equivoque con ella y sea como pienso que es. Solo que ahora que lo pienso bien no creo que sea conveniente que cuando la conozca le diga que tengo un blog y mucho menos que escribí sobre ella sin haberla conocido y habiendo esto escrito por mí no creo que sea muy halagador pero cuando “las cosas pasan, cuando suceden”. No sé si esta historia tendrá una continuación y poder algún día escribir algo más que el “solamente la vi”…

Solo quiero esto:

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