domingo, 16 de enero de 2011

El asalto.


[Se abre el quiosco]El viernes que paso era un día común y silvestre dentro de todos mis días comunes. Por la mañana Salí a realizar unas cuantas cosillas luego regrese a casa para alistarme y salir rumbo a mi asqueroso trabajo. Mi día de trabajo iba todo normal y con las mismas historias de todos los días, pero esta vez algo iba a ser el día de trabajo algo no tan normal, aunque ya nos estamos acostumbrando. Mi supervisor convoco a reunión con urgencia para tratar temas de gestión, o sea, a las 11 que termina mi turno le teníamos que regalar unos cuantos varios minutos de mi vida- qué se puede hacer, aceptar nomás. Pero la maldita reunión se extendió por varios minutos, ya eran casi las 11y 40 de la noche. Esta vez al salir ya no iría acompañando a mi alegre, simpática y dulce amiga Sil al paradero, ya que su enamorado había regresado de viaje y esta vez él la acompañaría. La verdad es que ya me había acostumbrado a su compañía en las últimas semanas. Esta vez al salir ya no me iría por la izquierda, esta vez tomaría mi camino habitual, la derecha.


El destino, la noche y las calles de Magdalena esta vez me sorprenderían de una manera no tan agradable, la música, mis pensamientos, mis conversaciones interpersonales, mis dudas, mi imaginación y la sombra de la luna no serían mi única compañía. Iba caminando con mi mochilita, audífonos impregnados a mis oídos y con mi cangurito a cuestas. Iba de lo más entretenido disfrutando del aire cuasi limpio de esas horas, de la oscuridad y del silencio de la calle, la música era mi mejor compañía y todas esas cosas e ideas que se me vienen a la cabeza e incluso venia conversando conmigo mismo para conocerme un poco más. Mi caminar no es lento sino todo lo contrario, pero hubo un momento en que sobre pare un poco ya que vi 4 o 5 sombras sentadas en una esquina, pero eso solo me distrajo por unos segundos así que decidí acelerar el paso. Me encontraba en una calle larga con la única salida a más de media cuadra de donde me encontraba. Decidí alzar la mirada y mirar hacia atrás y me di cuenta que dos de aquellas sombras se acercaban de manera apresurada y casi corriendo hacia mí- yo ya estaba seguro de lo que sucedería.

En un afán por enfrentar la situación pare de caminar y me acerque también a paso ligero hacia el más cercano a mí y lancé un sonoro: qué pasa!. Pero me di con la sorpresa que metros más atrás venían acompañando las otras sombras amigas, así que decidí emprender la huida. La verdad ello no resulto porque al que decidí enfrentarme logro tirarme al suelo y yo en una reacción me fui también sobre él como una reacción innata e intente cogerlo por las piernas mientras él me cogía por las espaldas, yo creí que ya lo tenía vencido el niño aquel era débil, pero luego aparecieron los demás y la horda aquel se alboroto. Uno de ellos, al que decidí enfrentar, grito: métele cuchillo! Así que lo pensé y decidí pararme y dejarme robar, pero aquí tengo que detenerme para evaluar algo muy interesante, ese muchacho que grito y vocifero aquella frase me da muchas cosas que pensar por ejemplo: no tenía sentido decirlo ya que si él sabe que son varios no hay necesidad de acuchillarme o de estabilizarme ya que yo ya no mostraba defensiva o , tal vez, lo dijo porque para él no era una persona fácil de robar y tenían que derrumbarme por completo y la última hipótesis que se me ocurre y que tal vez sea la más creíble es que lo hizo para amedrentarme, aunque nunca pude saber si de verdad alguno de ellos tenía algo para acuchillarme.

Mientras estaba parado y casi con las manos extendidas empecé a vivir cada segundo de ese maldito momento, veía cara tras cara ya que tenia a tres de ellos delante de mí intentando arrancar el canguro adherido a mí y dos o uno, creo, detrás jaloneando mi mochila. De los tres que tenía en frente había uno a quien pude mirar directamente a los ojos y pude observar que lo único que hacía era agitar los brazos de una lado para otro y en uno de esos segundos aquel muchacho se alzo el polo y vocifero otra frase que me dejo pensando y fue esta: “Loreto lo más grande del Callao”. Eso me dejo pensando en un detalle más, acaso ese grito significa algo?, acaso es una firma personal o grupal?, es una frase para identificarse o, tal vez, simplemente es parte de su ritual “cogoteresco”?. Porque la verdad es que a mí no me interesaba aquella información. Luego de arrancharme la mochila y canguro huyeron como lo que son, ratas. Mientras corrían yo los veía y uno de ellos con algo de esa bondad que todos podemos tener dijo al otro muchacho que cargaba mi mochila: devuelve la mochila huevón!, devuélvele la mochila! A lo que yo respondí: Sí huevón devuélveme mi mochila! Y voalá aquella petición dio resultado, el muchacho lanzo mi mochila y huyeron por donde vinieron. Yo me acercaba caminante y, la verdad aún no lo entiendo porqué, riéndome. Tal vez, me reía para serenarme, aunque exaltado no me encontraba y en realidad creo que me reía de ellos y de cómo se ganan la vida todos sus asquerosos días. Unos que trabajamos nos parece algo injusto que nos suceda eso ya que TRABAJAMOS para tener las pocas cosas que podemos, pero bueno así como las cosas se van creo y espero que regresaran. Total, “el mundo da vueltas”.

En fin, mientras regresaba y me reía ya que en aquel canguro solo tenía mi simple celular y cosas sin valor y me dejaron las monedas que traía en el bolsillo pensaba: “a veces se gana y a veces se pierde, pero ya me estoy acostumbrando solo a perder, pero pa’ lante nomás”. Llegué a casa y encontré solo a mi hermana despierta y pude bloquear mi teléfono e irme a acostar pensando en lo “divertido” e inesperado que puede ser cada día. Bueno ahora ya no tengo cómo llamar a las pocas personas que llamaban así que me desconectare mucho del mundo porque tengo cosas más importantes en qué gastar que en un banal accesorio telefónico. Lo que sí extrañaré es tener acoplado a mis oidos la música que acompañana mi andar día tras día, ahora me tendré que conformar con oir a la gente gritar en la combi o escuchar la rica cu cu cumbia y el "requesón" que aún no pasa de moda, lamentablemente. Cuídense si son mujeres y si son hombres aprendan a enfrentar la situación o corran muy rápido. Hablamos!. Por cierto me olvidada es la primera vez que me roban. [Se cierra el quiosco]
Nota para el pie de esta foto: Creo que algo así eran los muchachos aquellos, acaso no son churros?. Al parecer sí porque a veces andan con mujercillas "huevonitas", pero ellas no valen la pena tanto como ellos.

Un videito motivacional.


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