viernes, 7 de agosto de 2009

A "luca" por cabeza

Debo admitir que mis vacaciones hasta hace una semana atrás fueron, o hasta ahora lo son creo, un completo asco. Frustrado por no haber conseguido empleo, aburrido con algunas salidas deprimentes, sin tener alguien interesante con quien hablar, leyendo un libro, viendo tele, etc. Pero cuando pensé que me pasaría el resto de mis días metido acá en mi casa y aburrido pintando mi estúpida reja con este frio de miércoles, aparecieron mis amigos del deporte, sí ellos con quienes únicamente comparto una cancha de fulbito, porque así lo deseo yo. Estos días el timbre de mi casa se vio perturbado y cada vez que salía rabioso a mira quién tenía del desatino de tocarlo, me daba con la grata sorpresa que eran ellos y que únicamente me decían: ¿juegas? Y yo sin titubear respondía, casi al unisonó: sí ya bajo. Eran los momentos más alegres que podía tener no solo porque los vería después de casi años o algunos meses, ya no recuerdo bien, pero lo mejor de todo es que haría lo que más me gusta hacer: jugar futbol. A pesar que “la gente” con la que juego no es necesariamente de mi barrio sino del barrio de dos cuadras más abajo eso no me detenía ya que los conocía a casi todos; además los de mi cuadra ya no existen para mí porque después de los 14 años cada quien tomo su camino y decidió invertir su tiempo en otras cosas, por ejemplo mi vecino se ha vuelto alcohólico y agresivo, 3 ya se quitaron de la cuadra, otro para no sé donde, uno vive solo y viaja a Italia de vacaciones, quién como él no¿? Y el ultimo es quien conoce a los del otro barrio me llama para jugar. Luego llego el momento del partido, veía caras que antes había visto en cuerpos diminutos y muy delgados y me di cuenta que el tiempo que ha pasado desde que no los veía ha sido mucho porque aquellos que en nuestras épocas eran denominados “mazamorra”, “mantequilla”, “camote” o quienes tenían que esperar un gol para entrar en cancha, ahora tenían una estatura de temer y una habilidad para jugar que antes no la tenían y que únicamente servían para ser un portero y recibir centenares de pelotazos. Ahora las cosas cambiaron, ahora ellos tienen protagonismo y la edad que antes era notoria ahora es cosa del pasado, ellos saben que lo pueden hacer y jugar a la par que nosotros. Sin embargo, eso pensé cuando los vi pero luego me di cuenta que seguían siendo los mismos subordinados de siempre y tenían que aferrarse a la idea de ser siempre así y además aferrarse siempre a los tres palos, esta vez era tres palos porque estábamos en una cancha pero por lo general son dos piedras. Pero los ánimos estaban por los aires “la gente” quería jugar y se empezó por el popular YAN QUEN PO, se eligieron los equipos y luego vino la parte más interesante y alguien por allí dijo con una voz casi autoritaria y amenazadora: Y, cómo es ¿?, porque para hacer interesante el partido se debe jugar por algo y qué mejor que por dinero, así que por ahí alguien soltó esa frase conocida y que a todos nos gusta: A “LUCA” POR CABEZA, a lo cual nadie se opuso y dijeron que sí. Luego se llevo a cabo la verificación del mismo, es decir, a juntar “la casada”, o sea la apuesta de todos. Pero ahí no queda la cosa ahora tenias que fijar cuánto tiempo tenias que jugar y de seguro que si alguien que pasaba por allí y escuchaba el famoso 10-15 o 15-15 no entendería ni un carajo, pero que evidentemente no nos referíamos a la cantidad de goles sino a la cantidad de minutos por cada tiempo, tiempo en el cual más que sudor y un lugar en el cual no solo quedaran goles grabados sino también orgullos aplastados con una sed de venganza que nunca se olvidara por más amigos que seamos, el fútbol es así qué podemos hacer. La pelota empezó a rodar y el juego comenzó. Todos gritaban, se insultaban, aplaudían, reíamos, caímos golpeados y se gritaban goles.
El partido termino y la mitad del total quedo contenta y la otra evidentemente no, pero así es esto se gana o se pierde, y para ser sincero me sentí un poco menos desesterado y aliviado y la verdad hace mucho tiempo que no escuchaba la palabra “causa”, “germa”, “gil” y otras más. Pero así es la gente con el juego y eso no importa cuando la pelota rueda y cada uno lucha por conseguir lo que el juego propone, hacer perdedor al otro y ganador a uno, porque como dirían por ahí: la pelota no se mancha.
Y quién dice que ellas también no lo pueden disfrutar.

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