viernes, 14 de diciembre de 2012

¿Es difícil hacer el amor?

Hacer el amor es cosa para expertos y no para neófitos. Es como una danza árabe que nos sumerge en un éxtasis, a veces, indescriptible. Para hacer el amor no importa si lo haces con alguien del mismo o diferente género, lo que importa es la intención, el esmero, el entusiasmo y contar con las ganas necesarias. Para hacer el amor se necesita de la práctica, es como cuando aprendemos a leer o hablar: la práctica hace al maestro, la repetición suma. Durante los ensayos se comenten errores, se cometen torpezas típicas de un principiante. La puntería es importante, los gemidos son importantes, los movimientos son pertinentes, la poca ropa es pertinente, el sudor inevitable, y el placer satisfactorio.

Pero vayamos por partes, para hacer el amor y no tener solamente SEXO se supone que se necesita de una pareja. Y para hacer lo que se tiene que hacer los 2 deben estar más o menos de acuerdo, aunque en muchos de los casos el hombre es quien propone la travesura. Es un trabajo complicado, tienes que tener cautela y aparentar no estar cachondo, tienes que ser sutil, decir las palabras correctas, tocar las partes sensibles de tu chica, conocerla y saber por dónde ir. Tienes que mirarla a los ojos, esbozarle una sonrisa coqueta, acariciar sus manos, luego su rostro, hacer que ella te esboce una sonrisa de complicidad, darle un pequeño ósculo en las mejillas, respirarle suavemente al oído, que esa pequeña brisa la haga cosquillear, pero sin hacer que se aleje, pensar muy bien en las palabras y luego, cuando todo, aparentemente, está dicho preguntas: ¿lo quieres hacer? Si ella sonríe y te mira a los ojos, entonces las palabras quedan sobrando. Pero tienes que ser constante, porque las chicas son inconstantes, ella pueden querer y  a la milésima de segundo ya no.

Cuando ya están los 2 a solas esperando que todo fluya y pase lo que tenga que pasar, tienes que estar a la altura de las circunstancias. La experiencia te dice  por dónde empezar y cómo empezar. Recorrer el cuerpo de la muchacha o el muchacho es algo imprescindible, tus manos tienes que ser suaves y tiernas, juguetonas y audaces. Si el momento se pone intenso las palabras son apropiadas, las groserías suenan como cascanueces en Navidad, como un cajón en un vals criollo: son perfectas. Mantener la calma y la respiración al ritmo del movimiento de los cuerpos desnudos es básico. Cuando la situación se pone más perversa y sofocante la creatividad es fundamental. Las poses tienen que ser diferentes, tienes que hacerla sentir especial, y qué mejor que aprender con tu pareja cosas nuevas. Desde “el balancín”, “el molinillo de viento”, “la milhoja”, “el clip”, “el puente de madera”, “el molde” y así muchas más por toda la eternidad. Intentar hacer lo que uno aprende en los videos de internet o en las películas de media noche a veces no funciona. Nunca funcionan. Las instrucciones en esos videos están salteados, pero como de todo se aprende en esta vida, para muchos es una gran ayuda.  

Es complicado. Por experimentar puedes terminar en la sala de un hospital, o con algún defecto al caminar que todos notarán al día siguiente. Pero si lo haces bien y no como un púber de 12 años o como si bailaras reggaetón pueden ser los 10 segundos más felices de tu existencia. Durante ese ínterin puedes ver los ojos de tu muchacha, llenarte de ella con su mirada, gozar de su mirada, sentir su respiración, ser uno con ella. Llegas a conocer olores, sabores, texturas y placeres. Y cuando llegas al Nirvana del erotismo, cuando todo está por culminar los cuerpos se contraen, los gritos se hacen más agudos, la piel se hace mes resbaladiza, la visión se pone algo nublosa, y lo sentidos se exaltan. Llegas, ves estrellas, ella ve estrellas, tocas el cielo.     

Hacer el amor puede darte calambres, dejarte moretones, huesos rotos, pero disfrutar esos minutos con tal fruición no tiene precio. Pero la cama es poco reino para ese buen amor, el lugar perfecto es aquel que recordarás por siempre. Para hacer el amor es requisito tener lista ya una tesis o un doctorado en el sexo. Pero no importa, cuando practiquen háganlo con tal dedicación y orgullo que nunca se van a arrepentir. Hacer el amor es una cosa digna. Digan lo que digan es así. Para terminar tengo que mencionar que el título de este post hace referencia a un poema llamado “Tercer movimiento (affecttuoso) contra la flor de la canela” de Antonio Cisneros. Como bien lo diría él: es difícil hacer el amor pero se aprende.

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